
El gluten es la proteína del trigo y se encuentra en todos los productos que llevan este cereal en su composición: panadería, repostería, tortillas de harina de trigo, panes comerciales, cereales para el desayuno, pan tostado y en un sin fin de productos procesados que forman parte de nuestra dieta. Pero el gluten también se encuentra en otros cereales además del trigo. Por ejemplo, lo encontramos en todas sus variantes antiguas: espelta, kamut, centeno y también en menor medida en la avena y la cebada. Como puedes ver, el gluten es casi omnipresente en nuestra vida.
En los últimos años, las personas diagnosticadas con celiaquía —o lo que es lo mismo, una intolerancia a la gliadina contenida en el gluten— ha aumentado de manera vertiginosa. A la par, la indicación sin gluten o gluten-free se ha convertido en un sello habitual presente en cada vez más productos del supermercado. De igual manera hay un aumento en el número de personas que evitan el gluten, ya sea por indicación médica o simplemente por unirse a la moda gluten-free. En cuanto a ti ¿sabrías decir si el gluten puede suponer un problema para ti, aunque no hayas sido diagnosticado de celiaquía?
La respuesta es que normalmente no debería suponer un problema. Pero la realidad es que, el gluten es uno de los alimentos más alérgenos para el ser humano. Esto hace que, para muchas personas —aun sin ser celiacas— las moléculas del gluten no se digieran completas y los restos de éstas atraviesan la barrera del intestino pasando así al torrente sanguíneo. Este es el comienzo de una multitud de problemas de salud y el gluten es difícilmente señalado como el causante.
El gluten: en la raíz una gran variedad de problemas de salud

Para la naturopatía, la intolerancia al gluten está directamente relacionada con la porosidad intestinal. También llamado intestino permeable, la porosidad intestinal es cuando la pared del intestino se daña y se inflama. Entre las causas puede estar una mala masticación, la toma de medicamentos antinflamatorios, antibióticos, la dieta moderna que suele ser proinflamatoria, la falta de fibras, una falta de ácido gástrico y/o enzimas digestivas, etc.) y los espacios entre sus vellosidades se agrandan.
Esta condición permite el paso de moléculas mal digeridas y de antígenos al torrente sanguíneo que, de otro modo, no deberían encontrarse allí. El organismo reacciona a estas moléculas y antígenos poniendo en marcha un sistema de defensa que provoca un aumento de la inflamación en el organismo y abre la puerta a una gran cantidad de patologías:
- Carencias de nutrientes por mal-absorción de éstos
- Disbiosis (desequilibrio de la flora intestinal) con sus consecuencias directas como el debilitamiento del sistema inmune, candidiasis crónica, problemas digestivos, desequilibrios del humor, etc.
- Sienta las bases para las patologías gastro-intestinales como el síndrome del intestino irritable (SII), la colitis ulcerosa, la celiaquía, alergias alimentarias y sus consecuencias: eczema atópico, asma, etc. De hecho, un intestino permeable es una de las causas de estas patologías.
- El síndrome de la fatiga crónica
- La fibromialgia
- Las enfermedades mentales y desordenes neurológicos como el autismo, la esquizofrenia, depresión, etc.
De este modo, una persona que sin saberlo tiene un intestino permeable puede estar lidiando con problemas relacionados con la intolerancia al gluten o simplemente con el paso de sus moléculas mal digeridas a través de la barrera intestinal y los síntomas que derivan de ello. Este hecho podría ser la causa (o una de ellas) de los problemas de salud que no ha podido solucionar incluso después de haber de pasado por varios especialistas. Es por eso que, aunque pueda parecer que es una moda comer todo gluten-free, hay varias condiciones en las que evitar el gluten —al menos durante un tiempo— es efectivamente recomendable.
¿Deberías evitar el gluten?
❎ Si padeces colitis ulcerosa, gastritis, enfermedad de Crohn, síndrome del intestino irritable. ❎ Desequilibrios en la flora intestinal. ❎ Si padeces reflujo gastroesofágico. ❎ Si sufres alergias (respiratorias estacionales o alimentarias). ❎ Si sufres de problemas de piel como acné, psoriasis, eczema atópico. ❎ Si atraviesas por una depresión o padeces ansiedad o ataques de pánico. ❎ Ante un diagnóstico de retraso en el desarrollo o TEA o TDAH. ❎ Si padeces candidiasis crónica (manifestada por ejemplo a través de infecciones vaginales frecuentes) ❎ Si tienes fatiga crónica y no has podido dar con la causa. ❎ Ante cualquier enfermedad autoinmune (fibromialgia, síndrome Hashimoto, neuropatías, etc).
Si te has identificado en alguna de estas patologías, prueba de eliminar durante al menos un mes el gluten y de ser posible, llevar a cabo una dieta hipotóxica. Esto quiere decir, eliminando también otros alérgenos importantes de tu dieta, como los productos lácteos (por la caseína que contienen), los huevos, la soya, el maíz y el café.
Para obtener resultados más efectivos, te recomiendo que hagas una cura de detoxificación de 3 semanas antes de comenzar el periodo de evicción del gluten. Puedes ver en este artículo las razones para hacer una cura de detoxificación y en este otro, cómo llevar a cabo la cura. De este modo, harás una limpieza para drenar el exceso de toxinas de tu organismo y aligerar la carga a los órganos de eliminación, para que puedan trabajar de manera más eficiente durante el periodo de eliminación del gluten de tu alimentación.

Pero la simple voluntad no basta. Como decíamos antes, el gluten está presente en una gran cantidad de productos que encontramos en el supermercado y, por consiguiente, forma una parte casi ineludible de nuestra dieta, de manera que evitarlo durante un tiempo, no es tarea fácil. Requiere un cambio de mentalidad para ir más allá del paradigma que nos dice que necesitamos comer pan o productos derivados del trigo cada día. Y por supuesto, todo ello debe pasar por leer las etiquetas de CADA producto que eches al carrito de la compra. El gluten se esconde en los más insospechados.
Sin embargo, una vez hayas atravesado esa barrera, el resto consiste en aprender a integrar otros cereales sin gluten en tu alimentación como la quinoa, el amaranto, el trigo sarraceno, el mijo, el arroz, etc. Como ves, se trata de probar ingredientes nuevos para intentar remplazar el trigo de tus recetas habituales, pero también experimentar nuevas preparaciones y recetas que no hacías antes. Afortunadamente, internet —y las librerías— desbordan de ideas, inspiración y recetas gluten-free para comenzar con el reto.
Si descubres que durante ese tiempo tus síntomas mejoran, no solo habrás ganado en salud sino también en variedad y versatilidad en tu dieta. Si no notas nada, de igual manera habrás ganado lo segundo. Como ves, no tienes nada que perder y mucho por ganar.
Si decides ir más allá y deseas reequilibrar todo tu organismo de manera global, una consulta completa de Nutriterapia es un acompañamiento personalizado para adecuar tu alimentación a tu condición particular, a tu estado de salud, tus antecedentes personales y familiares y muchos otros factores para equilibrar tu organismo desde la base, para que puedas de este modo mejorar tu estado de salud.
💡 Para recordar... • El gluten es un componente del trigo que no se suele digerir correctamente. • Si la persona sufre de un intestino permeable, sus moléculas pasan al torrente sanguíneo provocando una serie de síntomas y patologías con las que difícilmente se relaciona la intolerancia al gluten. • Evitarlo durante un tiempo, puede ayudarte a ver mejoras en tu salud.
Y si por lo pronto ya te has animado a hacer la prueba y quieres evitar el gluten durante un tiempo, en el próximo artículo, te explicaré cuales son los cereales que no tienen gluten y cómo puedes adaptar las preparaciones más habituales que llevan trigo para evitar el gluten.
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